Hace un tiempo tenía la inquietud respecto a la importancia que le damos a la mentira en nuestras vidas. La palabra mentira suena fuerte pero está más presente en nuestra historia de lo que pensamos. Quiéralo o no vivimos en una cultura de la mentira.
Para encontrar detalles interesantes hice un cruce de dicha cultura de la mentira con los Axiomas de la Comunicación.
Terreno fértil para mentir.
Aunque comunicarnos implica una serie de códigos que derivan en diversas formas de transmitir una información, ya sea idiomas, lenguajes, símbolos, comportamientos, creencias o valores, ha sido posible encontrar en ellos patrones y similitudes. Hoy disponemos de Axiomas que nos otorgan significado y comprensión cualitativa de la comunicación humana.
Por otro lado nuestro entorno cada vez más digital nos ha forzado a comunicarnos en escenarios donde los diálogos a los que estábamos acostumbrados ya no son suficientes. En un entorno como este somos evidentemente más proclives a cometer errores de comunicación, generar malos entendidos y, lo que es bastante más complejo, a mentir más.
Tom Meservy.
Las conversaciones digitales son un terreno que fomenta el engaño porque las personas pueden disimular y hacer que sus mensajes parezcan creíbles.
Según la escritora Pamela Meyer “las personas solemos mentir entre 10 y 200 veces al día, puesto que solemos decir partes de la verdad”. Dicho de otra forma solo comunicamos lo que consideramos aceptable en nuestro entorno o lo que las personas de dicho entorno consideran así.
Al mismo tiempo el profesor de psicología, Robert Feldman, postula que “mentir es un mecanismo automático de protección de la autoestima que se activa cuando conocemos a alguien por primera vez. Nuestra cultura es cada vez más tolerante con la falsedad”. ¿Cómo podemos sobrellevar un diálogo donde la certeza de una comunicación honesta es precisamente lo contrario, incierta?
Quisiera invitarte a reflexionar entorno a cómo nos comunicamos en el día a día, ya sea con nosotros mismos, con nuestros colaboradores, con nuestros clientes y nuestro entorno en general.
¿Hasta qué grado somos honestos con nuestros diálogos?
El psicoterapeuta austríaco Paul Watzlawick reunió a un grupo de colegas entre la década del 70 y el 80 dando vida a la Teoría de la Comunicación Humana que incluye 5 Axiomas cuyas aplicaciones defectuosas implican un malentendido comunicativo y fallos en la comprensión mutua de los interlocutores. ¿Cómo funcionarían estos 5 Axiomas si los cruzamos con nuestra cultura de la mentira?
Axioma 1: Es imposible no comunicarse
Absolutamente cualquier conducta humana comunica algo. Una expresión facial, nuestra postura corporal, cuando guardamos silencio, incluso cuando invalidamos nuestros propios mensajes generando cierta duda o invalidando los mensajes de otros causando descalificación. La cultura de la mentira nos llevaría a sentirnos expuestos. Todos somos celosos, en mayor o menor grado, de nuestras emociones y sentimientos. Por lo tanto solemos tener un mecanismo de defensa que se activa siempre que un hecho nos afecta. Nuestro comportamiento reactivo a dicha exposición siempre comunica, ¿qué mensaje estás entregando?, ¿Y si dijeras la verdad qué pasaría?
Axioma 2: Toda comunicación tiene un nivel de contenido y nivel de relación.
El mensaje que transmite el emisor será interpretado por el receptor en función a la relación que este mantenga con el emisor. De esta forma la relación entre las personas que se comunican definirá cómo debe entenderse el contenido del mensaje. En ese sentido el contenido puede tener diferentes significados dependiendo de quienes lo conversen. La cultura de la mentira nos llevaría a la tentación de mantener un engaño a lo largo del tiempo. Nos desenvolvemos en un contexto real y otro falso. Si decimos el mismo mensaje en ambos contextos el contenido se interpretará en función de la relación que tengas con el receptor en dicho contexto. ¿Cuántas veces has abusado de dicha relación porque te conviene más mentir? O dicho de otra forma ¿cuántas veces has ocultado el 100% de la verdad en uno y otro contexto? El hecho de decir solo parte de la verdad comunica, pero ¿qué parte de la verdad estás comunicando?
Axioma 3: La naturaleza de una relación depende de la secuencia.
Todo tipo de interacción comunicacional se da de manera bidireccional en donde tanto emisor como receptor se afectan mutuamente creando una reacción recíproca y, por lo tanto, una secuencia continua de contenido. La cultura de la mentira nos sitúa en los debates y discusiones. Una discusión puede ir incrementando el conflicto al reaccionar uno a los mensajes del otro. En dicho contexto es frecuente focalizarse en nuestro propio punto de vista ignorando el del otro. Esto nos llevaría la creencia falsa de que existe solo una interpretación correcta y lineal de los hechos, la nuestra. ¿Has llegado a mentirte a ti mismo simplemente para salirte con la tuya en una discusión?
Axioma 4: La comunicación implica una modalidad verbal y no verbal.
Cuando nos comunicamos usamos, y consideramos de manera simultánea, el lenguaje verbal y no verbal. Implica lo que se dice y el cómo se dice. Por lo tanto considera las palabras y también los gestos, el tono, la distancia y la posición. La cultura de la mentira nos vuelve patológicos. Acá es donde podríamos ubicar lo que comúnmente conocemos como “mentira blanca”. -“¡Ya estoy llegando!”-, cuando aún estás acostado. -“Claro que sí, me encantaría ir”-, y en el fondo sabes que no. -“Eres muy importante para mí”-, y lo dices mientras miras el reloj, y muchas otras. ¿Qué diferencia observarías en tu vida si en estos pequeños detalles comenzaras a decir la verdad?
Axioma 5: Las relaciones comunicativas son simétricas o complementarias.
La comunicación entre dos personas varía dependiendo si ambos tienen un mismo rol o posición de poder o bien dicha relación es dispareja. La relación simétrica contempla igualdad de condiciones mientras que en la complementaria uno decide por sobre el otro. La cultura de la mentira nos lleva a la tentación de la autoridad y la manipulación. Podemos ser diferentes autoridades en un solo día dependiendo del contexto. Podemos ser jefe y empleado, padre e hijo, esposos, hermano mayor y menor, profesor y alumno, etc. Todos en mayor o menor grado a lo largo de nuestra vida hemos abusado de nuestra autoridad y mediante ciertos fundamentos engañosos abusamos del poder. Si no lo gestionamos conscientemente el poder se puede volver adictivo. ¿Cuál es tu autoridad más placentera en este caso?
La cultura de la mentira en los medios digitales
Partiendo del hecho de que una persona puede crearse personalidades diversas en los medios digitales consideremos el ejemplo de un perfil real.
El ser humano es sociable por defecto y necesita vincularse y relacionarse con otros. Sin embargo si uno fuese honesto todo el tiempo los vínculos serían menores. Los medios digitales, y particularmente las redes sociales, nos otorgan una red infinita de relaciones la cual puede crecer dependiendo del grado de mentiras que usemos (sean éstas blancas o negras).
No pocas veces nos hemos enfrentado al hecho de que mientras más honestos somos más corremos el riesgo de quedar aislados porque el que habla con la verdad hiere susceptibilidades. En ese sentido ser honesto podría interpretarse como una conducta inapropiada socialmente, inapropiada para nuestra cultura de la mentira.
Con estas reflexiones no estoy diciendo que el ser humano es mentiroso, sino más bien que usamos la mentira de vez en cuando según lo que nos convenga.
La comunicación humana está virtuosamente conectada con nuestra historia personal. Mi invitación es a que evitemos que los medios digitales nos desconecten tanto de nosotros mismos que nuestra historia sea contada por falsos momentos y no por experiencias reales. Que la historia detrás de la historia no sea más que la historia misma. No por el hecho de que la mentira sea parte de nuestra cultura deja de ser mentira.
Alfredo Vela
Una mentira por mucho que se repita, no deja de ser una mentira.
¡Conversemos más!
¿Te hace sentido lo que te he planteado acá? Te invito a que nos detengamos a disfrutar un café, un té, una cerveza o la tranquilidad de un parque en una dinámica conversacional honesta y verdadera. Creo que una conversación es poderosa cuando no es transaccional.
Y si quieres conocer un poco más de mí te cuento que me gusta mucho la Comunicación Estratégica, pero con un sentido. Un gusto será conocerte, por mi lado soy Alfredo ¿y tu?